[aves trinan] [suena música sentimental] [motor enciende] [suena música sentimental] [voces indistintas] [mujer en radio] Esa fue la primera vez que España participó en Eurovisión.
La canción elegida fue entonces "Estando Contigo", de Conchita Bautista.
En la votación recibió ocho puntos en total, y con ellos se colocó en el noveno puesto de entre los 16 participantes.
-Papá.
-¿Sí?
Alguien pregunta por ti.
-¿Quién?
-Dice que es familia.
Ah, vamos a ver.
Martín.
Soy Justo.
Justo Gil, tu primo.
¿Te acuerdas de mí?
Eh.
Justo Gil llegó a mi barrio en octubre de 1966, y hasta entonces, nunca había salido del pueblo.
Él... Bueno, él era aquello que se podía llamar un cateto.
Barcelona le debió sobrepasar.
Imagínate, viniendo de un pueblo.
Era una ciudad mágica.
-Hipócrita.
-Era una ciudad muy dura.
Lo sigue siendo, ¿eh?
Estaba llena de, de anarquistas, de, de comunistas, y también de policía.
Delincuente, chorizo... rata.
Era una ciudad llena de rata.
Sabiendo lo que sé hoy, a lo mejor tendría que haberle invitado un café y, y pedirle que se fuera.
Pero no lo hice.
Una cosa les quiero decir, y quiero que quede bien claro, ¿de acuerdo?
Mi primo podría ser un egoísta, podría ser un aprovechado, no lo sé.
No lo sé, porque eso es muy fácil decirle a cualquiera.
Pero las cosas que se están contando ahora de él yo no me las creo.
Vamos, es que, es que no me lo puedo ni imaginar.
[Justo] ¿Te apetece algo de beber, madre?
-¿Tenéis "zumico" de naranja?
-¿"Zumico"?
Eh, le podemos preparar una tila.
¿Te apetece una tila, madre?
¿Eh?
Está cansada.
¿Lleva mucho tiempo así?
[Justo] Pues, un año ya.
De repente no, no podía mover la mano, y de allí empeoró.
-¿Y qué plan tienes?
-[Justo] ¿Plan?
Sí, como, como habéis dejado el pueblo, tendréis alguna idea de dónde ir.
Claro, Barcelona.
Esa era la idea.
Quiero curarla.
-[mujer] ¿Cómo vas a curarla?
-Aquí hay médicos.
Ya, pero los médicos cuestan dinero.
-Mujer.
-¿Qué pasa?
Le estoy explicando cómo son las cosas.
-Como vienen de un pueblo.
-Encontraré un trabajo y... Oye, ¿qué sabes hacer?
Pues, puedo aprender.
¿O tú sabías cortar el pelo cuando llegaste a Barcelona?
No, no.
Oye, es mi primo.
Pero si ni siquiera te acordabas de él.
Bueno, pero no tienen a nadie en Barcelona, -y hay que ayudarle.
-Dirás que le ayude yo, ¿no?
Porque tú te tiras 15 horas al día cortando pelos y afeitando barbas.
La que se queda aquí soy yo.
Ten paciencia.
Ten paciencia, mujer.
Mamá, ¿vamos a dormir todos aquí?
La barbería es de mi padre, él te enseñó.
Y no necesitamos a nadie.
[suena música dramática] [Justo] Y el hombre les mira contrariado, y dice: "Entonces, ¿qué coño hace la luz de la cocina encendida?".
[risas] El tío era un tacaño, ¿eh?
Sí que era tacaño, señor Bofill.
[hombre] !¡Asesino!
!¡Cabrones!
!¡No!
!¡Asesino!
!¡Abajo la dictadura!
!¡Libertad!
[suena música dramática] Los hermanos Bofill me han contratado de comercial.
-¿De, de comercial?
-Sí, sí.
Dicen que tengo labia y don de gente.
Me han ofrecido un sueldo a cuenta de comisiones y me han fiado este traje.
¿Has visto, madre?
¿Eh?
[mujer] ¿Y qué es lo que tienes que vender?
Máquinas de escribir.
Aquí, aquí hay dinero en todas partes.
Lo que hay que saber es cómo legar a la gente y darle lo que necesita.
[Martín] ¿Y tú sabes hacer eso?
Los hermanos Bofill creen que sí.
Ah.
Máquinas de escribir.
Por algo se empieza.
En cuanto cobre la quincena, llamamos al médico para que la mire y le mande algo.
Me he enterado, y dicen que los mejores son los que se llaman internistas.
Porque lo que usted tiene, madre, es algo interno, algo, algo de dentro.
Y yo voy a hacer que se lo saquen.
[suena música sentimental] No hay ningún problema.
Es, es muy ligera, tiene doble carril, tiene... ¿Quiere probarla?
[suena música dramatica] ¿Ve?
Es suave.
¿No es suave?
¿Sí?
[suena música dramática] Hola.
Manzanares Asociados.
Sí, abogado.
Sí, soy Justo Gil.
Les llamé la semana pasada.
[suena música dramática] [Martín] Yo no sé cómo lo hizo, pero es que en un mes vendió 67 máquinas de escribir.
Vendía más de dos máquinas de escribir al día.
Hay que llevarla a un neurólogo.
Un neurólogo.
[doctor] Sí.
Sea lo que sea que tenga, es grave.
No responde a estímulos.
Y el cuadre que presenta es muy complejo.
¿Y no puede ponerle una inyección?
Que, por lo menos, la espabile un poco.
¿Qué se cree que tiene?
¿Paperas?
Me da igual si necesita un neurólogo o un médico chino.
Llevamos así dos meses, Martin.
-Ya no aguanto más.
-¿Qué quieres que haga?
¿Eh?
Pues, que alquile un piso, se la lleve con él.
Pero hasta que no se lo digas, no lo va a hacer.
Escúchame.
Martín, se me está acabando la paciencia.
Su madre es un vegetal, y no se va a curar nunca.
O se lo dices tú, o se lo digo yo.
-[mujer] ¿Qué?
-[hombre] ¿No se te ha ocurrido pensar que me estoy conteniendo desde que te conocí?
Deberías ver tu cara.
[mujer película] ¿Qué le pasa a mi cara?
Que es preciosa.
Y ahora, ¿qué ocurre?
Pues, que se me pasaron las ganas de cenar.
-Adam.
-No te asustes.
Mira.
[Carme] El novio de mi prima Lali era, era actor de doblaje.
Doblaba, doblaba a Cary Grant en las películas.
Y un día, bueno, al pobre... lo atropelló un tranvía y se murió.
-[Lali] ¿Volvemos mañana?
-[Carme] ¿Mañana?
[Lali] Es que me gusta tanto escucharlo.
Lali, no puedes estar así eternamente.
-¿Así cómo?
-Tu novio está muerto.
No puedes venir a escuchar su voz y pretender -que sigue vivo.
-¿Y por qué no?
Es bonito.
No, no es bonito.
No es bonito, es una mentira, es un engaño.
No es un engaño.
Lali.
!¡Lali!
Tienes que entender que no es solo por ti, nos está afectando a todos.
[Lali] Pero no le hago daño a nadie.
Sí, te haces daño a ti misma.
[Lali] ¿Por qué?
Si es una decisión mía.
Yo solo quiero ayudarte.
Pues, así no me ayudas.
Lali, los tíos están muy preocupados por ti.
¿Y eso qué es?
[al unísono] !¡Libertad!
!¡Libertad!
!¡Libertad!
[Carme] ¿Curas?
-¿Curas?
-¿Curas protestando?
¿Y desde cuándo los curas protestan?
[al unísono] !¡Libertad!
!¡Libertad!
!¡Libertad!
[Carme] La verdad, es que no, no recuerdo por qué protestaban, pero pedían libertad.
Imagínate, curas pidiendo libertad, los, los policías pegándoles, todos corriendo uno detrás de los otros.
No... Esas cosas no se olvidan.
Sobre todo, porque ese día... conocí a Justo.
!¡Carguen!
[gritos] [detonaciones] !¡Lali!
[gritos] [Carme] !¡Lali!
[hombre] !¡Libertad!
[Lali] !¡Carme!
!¡Carme!
-!¡Lali!
-[hombre] !¡Por esta calle!
[mujer] !¡Corre!
!¡Corre, por aquí!
[detonaciones] -Empújala.
-[Carme] ¿Qué?
!¡Empuja la puerta, que está abierta!
[cura] !¡Cuidado!
-[cura 2] !¡Rápido, corre!
-[mujer] !¡Corre!
[Justo] Casi nos pilla el gentío, ¿eh?
-Gracias.
-Ah, no.
De gracias nada.
-Ahora me tienes que ayudar.
-¿Qué?
Son solo cinco minutos.
Y si vendo una de estas dos, te llevas una comisión -de 100 pesetas.
-¿Perdona?
Justo Gil.
Soy comercial de Hermanos Bofill.
Vengo máquinas de escribir.
Disculpa que no me haya presentado.
En el entresuelo, vive un crítico musical, un tipo gordo que tiene una máquina Underwood de cuando la guerra.
Me vas a ayudar a convencerle de que la cambie.
-Pero yo no... -No, no, no.
Si solo tienes que sonreír.
Ah, y que es un honor conocerle porque te encanta Mal Waldron.
-¿Quién?
-Es un pianista, lo viste en París, ¿mh?
Había pensado decirlo yo, pero ya que estás aquí.
No, lo siento.
[gritos] Así no puedes salir.
-[hombre] !¡Asesinos!
-Escucha, ¿cómo te llamas?
[hombre] !¡Asesinos!
-Carme.
-Carme.
Solo es un juego.
Ya, pero yo me tengo que quedar aquí a esperar a mi prima.
Y, además, no soy vendedora.
Toda mujer guapa es una vendedora nata.
¿Nunca te habían dicho eso?
[detonación] No pasa nada.
Mi madre me lo dice mucho, que no vaya por la vida con tanto impulso, que la gente se asusta.
Yo no estoy asustada.
Ha sido un gusto conocerte, Carme.
-Buenos días, don Gervasio.
-Buenos días.
La nueva Olivetti Studio 45, hará que escriba con más comodidad y rapidez sus críticas de los jueves.
Díselo tú, Carme.
-Soy una admiradora suya.
-¿Usted?
[Carme] El único español que entiende el arte de Mal Waldron.
¿Conoce a Mal Waldron?
Carme lo en febrero, en París.
Y no sabe la ilusión que le hizo cuando leyó su crítica de "All Alone".
¿De dónde sales tú?
Te lo cuento si te tomas un café conmigo.
No paras nunca, ¿no?
-No hice esto por dinero.
-Lo sé, pero te lo has ganado.
Y así no tienes que pedírselo a tus padres para irte a bailar.
No tengo que pedirle nada a nadie.
Trabajo y tengo un sueldo que me da para vivir.
-Siguen siendo tuyos.
-Gracias.
¿Dónde trabajas?
En una imprenta.
Anda, una imprenta.
-Llevo las cuentas.
-Nada menos.
Oye, ¿cómo sabías que ese hombre necesitaba una máquina nueva?
Voy a los talleres de reparación, pregunto, indago.
A veces solo necesitan un pequeño empujoncito.
¿Qué pasa con ese café?
Me tengo que ir.
Tengo que encontrar a mi prima.
No, no me malinterpretes, ¿eh, Justo?
O sea, tú eres mi primo y yo estoy aquí para ayudarte, pero es que, verás, estamos aquí un poco estrechos ya.
O sea, los niños necesitan recuperar su habitación, ¿sabes?
Claro, claro.
Si tenía pensado marcharme.
Ah, ¿sí?
Sí, sí.
Si hasta hice un listado de pisos.
¿Y te pudo coger uno?
Sí, sí, sí, claro.
Quiero irme al centro.
Lo que pasa es que no he tenido tiempo.
¿Al cen...?
¿Cómo al centro?
¿Al centro?
Cerca de los mejores hospitales y los mejores médicos.
Yo quiero darle a mi madre lo mejor.
Mira, Justo... yo no me quiero meter en tus cosas, pero es que lo de tu madre no tiene buena pinta.
No sé si realmente te merece la pena -gastarte todo ese dinero.
-Se lo prometí.
-¿Perdona?
-A mi madre.
Le prometí que haría lo que fuera para curarla.
Ya, pero... Dame un mes, Martín.
En un mes, en un mes lo arreglo todo y te dejo en paz.
Un mes.
Ni siquiera oye lo que le dices, Justo.
Sí.
Sí, sí, claro que sí.
Yo sé que sí.
[suena música sentimental] [ronquido] [suena campanilla] Estoy buscando una admiradora de Mal Waldron.
¿Te suena bien así?
¿Qué haces aquí?
Te dejaste tus 100 pesetas.
Ya te dije que no las necesito.
Señal de que eres una mujer trabajadora, lista y con mucho futuro.
¿Y por eso vas a venderme una máquina de escribir?
No.
Las máquinas dan para lo que dan, así que estoy explorando nuevas inversiones.
-Nuevas inversiones.
-Exacto.
Y para eso, lo primero es encontrar un socio -con el que tenga buena química.
-Ajá.
Te recuerdo que conmigo ganaste 100 pesetas en 10 minutos.
¿Cuánto ganas aquí en la semana?
Hola.
¿Ya has localizado las facturas?
-Mire, tío, este es... -Justo.
-Justo.
-Justo Gil.
Encantado.
Es el comercial que he conocido en la calle Condal.
Ah, me, me dijo mi sobrina que trabajas para Hermanos Bofill.
Le comentaba a su sobrina que estoy buscando socios para una posible inversión.
Hablo de la venta por catálogo.
En vez que el cliente vaya a la tienda, nosotros le llevamos la tienda a casa.
Con precios inmejorables.
El cliente elige el producto que le apetece, lo paga y todo queda como en familia.
Eso es ser intermediario.
-Da poco beneficio.
-No.
No, no, no.
Eso es convertirse en distribuidor.
Ustedes harían los catálogos, y yo me ocuparía de la gestión y la venta.
50 y 50.
¿Y esto lo hace con Hermanos Bofill?
No, no.
Esto es un proyecto personal.
Se lo agradezco, pero no me interesa.
¿Y puedo preguntar por qué?
Porque no te conozco, Justo.
No sé quién eres ni de dónde sales.
Bueno, pues, quédese el catálogo y le echa un vistazo y nos vamos conociendo.
¿Y estoqué hace aquí?
Solo cash.
Bueno, pues... a ver, cuando encuentre las facturas, me las traes.
-Hasta luego.
-Buenos días.
Por lo menos, échale tú un vistazo.
¿No?
[suena música dramática] Tranquila, madre.
Solo va a ser un momentito.
¿Sí?
Sí.
[murmullos] ¿Ya?
[suena música sentimental] -[Justo] ¿Güerin?
-No, Gehrig.
La enfermedad de Lou Gehrig.
Era un jugador de béisbol muy famoso.
La enfermedad se llama así por él.
-¿Y cómo se curó?
-No tiene cura.
Los enfermos se van apagando poco a poco, hasta que finalmente... ¿Está seguro?
Para confirmar el diagnóstico, habría que hacerle una autopsia al cerebro de su madre.
Y como comprenderá... Ah, entonces, no está seguro.
Es todo lo seguro que puede ser la ciencia.
Yo diría un 99% seguro.
Oiga, si es cuestión de dinero... No.
Gehrig era millonario, así que créame, no hay nada que hacer.
No, alguna cosa se podrá hacer.
Bueno, puede rezar.
[Martín] Justo no confrontaba.
Cuando algo no le gustaba, él hacía como que no existía, y punto.
Él creaba una realidad paralela en su cabeza en la que no pasaba nada, en la que su madre se iba a curar y todo iba a salir bien.
[suena música sentimental] -[clienta] Muchas gracias.
-A usted.
-Seguro que gustará.
-Gracias.
-Gracias.
-[clienta] De nada.
Buenos días.
Buenos días.
Es mi madre.
Aquí donde la ven, tiene 50 años, aunque parezcan 70.
Dicen que se está muriendo, pero yo no me lo creo.
Usted, el otro día, dijo que no me conoce, que no sabe quién soy.
Bien, pues, quiero que me conozca.
Vengo de un pueblo de los Monegros, soy hijo único, vivo con mi primo Martín Tello en la calle General Moscardó 61, 1A.
Anótelo, por favor.
Anótelo.
No creo que sea necesario.
Sí, sí es necesario.
Porque he pensado que no sea por desconfianza, que no sea por miedo.
Si dicen que no, que sea porque mi propuesta es una idiotez.
Y no pasa nada.
Que me largo y todos en paz.
Pero no es una idiotez.
No es una idiotez porque llevo meses vendiendo cosas, hablando con gente, mirando, escuchando y pensando en cómo ganar dinero para salvar a mi madre.
[suena música dramática] He estado mirando los catálogos.
Y creo que tienes razón, puede funcionar.
Se lo he comentado a mi tío.
O también puede que no.
Y aquí no queremos riesgos.
Por eso vamos a hacer una prueba.
Imprimir algunos catálogos que yo costearé de mi sueldo.
Algo que me parece muy mal.
[Carme] Pero que voy a hacer igualmente.
Y así vemos qué sucede.
Qué se gana, qué se pierde.
Si lo que has dicho sobre la venta por catálogo es cierto.
[Justo] Por supuesto que es cierto.
Ojalá sea así, por tu bien y el de tu madre.
[suena música sentimental] Entonces, ¿vas a dejar Hermanos Bofill?
Sí.
Tengo que probarme, Martín.
Por mí y por mi madre.
Bueno, mira, por lo menos te vas a quedar en Barcelona, ¿no?
Que... Gracias por la habitación y, eh, por la paciencia.
Nada, nada, hombre.
-Somos familia.
-Sí.
Ah, y aprende a contar chistes, Martín.
Tendrías el doble de clientes.
[suena música sentimental] [puerta se cierra] [suena música sentimental] ♪ Dios te ilumina ♪ ♪ Dios te da paz ♪ -Buenas.
-Buenas.
[suena música sentimental] -[Justo] ¿Es tu hija?
-[María] Sí.
[Justo] ¿Y qué le pasa?
Tuvo unas fiebres muy alta este invierno.
Desde entonces, no tiene sensibilidad -en las piernas.
-¿Y qué tiene?
-¿9?
¿10 años?
-13.
Lo que pasa es que se ha quedado muy pequeñucha, la pobre.
Ya.
-¿Es tu madre?
-Sí.
-¿Qué tiene?
-Ni idea, pero se va a curar.
Se va a curar.
Sí.
Desciende, penetra en mí para servir a estos seres que sufren, para sanar a estos seres dolientes.
Oh, Santa.
Oh, Santa, tú que ves en los rincones más oscuros, tú que escuchas nuestro dolor en el silencio, tú que nos perdonas, deja que se abra paso... -Es tu primera vez, ¿verdad?
-Sí.
Hoy es un primer encuentro, luego tienes que traerla a las sesiones de traspaso.
-¿Y eso qué es?
-La Santa lo descubrió en un viaje a Guinea Ecuatorial.
La Santa se conecta con la Virgen y le traspasa el poder.
Los martes.
Solo pasa los martes.
-¿Y funciona?
-Sí.
Funciona.
Santa María, madre de Dios... [al unísono] Ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
[María] Dios necesita ver que realmente te importa, que estás dispuesto a lo que sea por los tuyos, aunque te cueste una millonada.
[Justo] Si el dinero es lo de menos.
No, no es lo de menos.
Cuesta mucho trabajo ganarlo.
Y La Santa es cara.
Tú tendrás la ayuda de tu marido, ¿no?
Mi marido.
-¿Quieres?
-Sí.
Vaya pieza.
Ese nunca se ha ocupado de nosotros.
¿En serio?
¿Y de qué vivís?
Si... Si no es indiscreción.
Limpiando casas.
Bueno... y de un dinerillo que me gané hace años en el sorteo de los ciegos.
-Bastante.
-Ah, ¿sí?
Y limpiar casas es muy duro, ¿no?
-Termino muerta.
-Sí.
Y luego tienes que ocuparte de la tuya.
Por supuesto.
-Y de los críos.
-Sí, sí.
Cocinar, lavar, planchar.
-No hay más remedio.
-Oh, sí.
Sí.
¿Te has planteado alguna vez comprar una lavadora?
No.
No.
No es que me quiera meter en tu vida, pero... ahora hay formas de hacer el día a día un poco más fácil.
Ya.
Pero eso cuesta una millonada.
Sí, en las tiendas sí, pero la venta por catálogo da muchas facilidades.
No, no.
No, te lo juro.
Te lo juro, María Antonia.
Yo soy comercial, y sufro viendo a la gente gastar sus ahorros en las tiendas de siempre.
Como mi madre está así, yo tuve que comprar una lavadora.
¿No estás casado?
¿Yo?
No, no.
No, no, ojalá.
Así que me compré la T500 de Balay, y me salió tirada de precio.
-¿En serio?
-Sí, sí.
Hace lavado, prelavado y hasta cinco aclarados.
Qué maravilla.
Venta por catálogo.
Padre Dios, todo poderoso, acudimos a ti en este momento en el que, por la enfermedad, experimentamos la fragilidad de nuestros cuerpos.
Ten piedad, Señor, de los que están sin fuerza, devuélveles la salud, y quedarán sanos.
Haz efectivo los tratamientos médicos, líbrales de los efectos secundarios y haz lo que la medicina no puede hacer.
Realiza un milagro de tu amor, devuélveles la salud del cuerpo, la paz en el alma para que libres de toda enfermedad, y recobradas las fuerzas, puedan servirte mejor a ti, orando en la fuerza del Espíritu Santo.
Tercero primera.
-Suban, suban.
-[Justo] Que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Yo solo puedo hablar bien de Justo.
Han pasado diez años y... la lavadora sigue funcionando.
Yo no sé, no sé.
No sé si hizo todas estas cosas de las que se la acusa, no lo sé, no lo sé.
Pero, para mí, sigue siendo un buen cristiano, un buen hijo que se sacrificó por su madre.
7 lavadoras, 11 batidoras, 15 molinillos y 19 duchas de teléfono.
Que hacen un total de... 4 116 pesetas en solo mes y medio.
[risa] ¿Ha escuchado, tío?
Tampoco es para tirar cohetes.
Ha recuperado los gastos de impresión, un poco más.
¿Un poco más?
Pero si la mitad son beneficios.
Ah, ¿tienes preparado los archivadores del señor Gual?
Ha llamado que viene a buscarlos esta tarde.
Sí, están ahí arriba, a la derecha.
Muy bien.
No te preocupes.
Le cuesta adaptarse a los cambios, pero, al final, nos apoyará.
¿Quieres, ah, ir a tomar algo?
Para celebrar.
Mis padres murieron en la riada del 62.
¿La riada del 62?
Hace cinco años.
Salió en todos los periódicos, hubo casi 1 000 muertos.
Ah, pues, no me acuerdo.
Vivíamos en Tarrasa, en la zona del valle, y de repente llovió y llovió, y el agua arrasó todo, incluida mi casa con mis padres y mi hermano.
-¿Y tú?
-Yo estaba pasando unos días con mi prima, por eso me salvé.
Lo siento mucho.
Debió ser duro.
Bueno, mi tío Agustí ha sido como un padre.
El mar no tiene la culpa.
[risa] No, lo digo en serio, el mar no tiene -la culpa de nada.
-Ya, ya lo sé, pero prefiero la montaña.
¿Una casa en la montaña?
Es el sueño de mi vida.
¿Ah, sí?
Una casa grande, blanca en lo alto de una montaña, rodeada de árboles... ...con las ventanas abiertas y llena de luz.
¿Una casa en los Pirineos?
Bueno, me conformo con Vallirana.
Carme.
[suena música sentimental] Me fui corriendo para contárselo a mi prima Lali.
Lali.
!¡Ah!
!¡Lali!
Lali, !¡Dios mío!
Dios mío, Lali.
¿Qué has hecho, por Dios?
¿Qué has hecho?
Lali, escúchame.
!¡Lali!
!¡Lali!
!¡Tío!
[sirena] [Carme] Hubo que internarla en un psiquiátrico.
Fui a verla dos días más tarde y me dijo que, que quería irse con su novio, con una sonrisa, como si estuviera iluminada.
Y ahí me di cuenta que iba a ser muy difícil traerla de vuelta.
Deja que abra mi corazón en tu nombre por esta niña que sufre, por esta madre que sufre.
Deja que tu fuerza y tu luz caigan sobre mí, y a través de mí llegue a ella tu luz.
Que llegue a ella tu luz.
Oh, Santa.
Oh, Santa.
-Levanta.
-[hombre] Levanta.
-[monja] Levanta.
-[hombre] Levanta.
[monja] Levanta.
Ven, ven.
[murmullos] Ven.
Ven.
!¡Dios mío!
[voces indistintas] Va a llevar tiempo.
Su Guiro está muy dentro de ella -y la tiene bloqueada.
-¿El Guiro?
Almas enfermas.
Se apropian de un cuerpo y lo anulan.
El de la niña era pequeño y sale fácil, pero su madre es una mujer mayor.
Su Guiro ha ido creciendo poco a poco.
Le preparará infusiones con estos polvos.
Eso irá aflojando al Guiro.
Y cuando esté lista, lo sacaremos.
Son 1 000 pesetas.
¿Qué?
Y cada bolsa dura una semana.
Puede que tardemos dos o tres meses.
A veces más.
Ah, ah... Si le parece caro, puede volver a la medicina tradicional.
No, no, no.
Ya ha visto lo que hacemos nosotros.
Pues, lo que hacemos aquí cuesta dinero.
[suena música sentimental] Venga, madre.
[suena música sentimental] Muy bien.
Las duchas de teléfono representan el 42% de nuestras ventas.
¿Hmm?
Ahora mismo el beneficio que sacamos por cada uno son 33 pesetas, que está muy bien, pero si comprásemos un lote grande, digamos, de 1 000 unidades, aumentaríamos ese margen a 89 pesetas.
O sea, casi el triple.
No somos proveedores, Justo.
No, no lo somos hasta que el mercado indica que hay que serlo.
Es una oportunidad, Carme.
Y no lo digo yo, está en las cuentas.
Ya, pero 1 000 unidades implica una inversión de capital -que no tenemos.
-¿Tu tío?
¿Mi tío?
Mi tío no está convencido, y, además, con todo lo de Lali, no, no tiene la cabeza para discutir estas cosas.
¿Cómo está ella?
Bueno, tiene que estar ingresada por lo menos un mes.
Y esos son gastos con los que no contaba mi tío.
Sí, lo sé, lo sé, si con mi madre es lo mismo.
Por eso hay que intentar aprovechar la oportunidad.
Justo, tranquilo.
Todo va a salir bien.
[suena música suave] Espera, espera, espera.
-¿Quieres que me vaya?
-No, no.
[suena música suave] [tarareo] Madre.
Está cantando, madre.
[hombre en radio] Tercera feria oficial e internacional de muestras de Barcelona bajo la presidencia del ministro de Comercio don Alberto Ullastres, quien declaró abierto el certamen en nombre de su excelencia, el jefe del estado, Generalísimo Franco.
[Carme] ¿Pasa algo, tío?
Estaba revisando las cuentas de los catálogos y... ¿Y?
Parece que las ventas han parado, ¿no?
Bueno, es circunstancial.
-¿Circunstancial?
-Sí.
Lo estaba hablando con Justo.
Dice que tenemos que cogerle el pulso al mercado.
Eso lleva tiempo.
Ya, pero 300 pesetas en dos meses... Bueno, el primer mes hicimos 4 000, y usted dijo que no había que tirar cohetes.
Supongo que ahora tampoco es para hundirse, ¿no?
Yo solo pregunto, Carme.
Por supuesto, tío.
Escucha... este chico, Justo... te gusta, ¿verdad?
Eres joven, guapa... en algún momento tenía que pasar.
Mientras no te pilles un disgusto con los hombres como Lali.
No ha pasado nada, tío.
Si fracasa eso de los catálogos, tú tienes tu sitio aquí, no es el fin del mundo, y siempre lo tendrás.
Gracias.
[suena música melancólica] Compra el lote.
¿No dices que es una buena inversión?
Pues, adelante, cómpralo.
Aquí hay 30 000 pesetas.
Suficiente para 1 000 duchas de teléfono.
¿De dónde has sacado este dinero?
Me lo dejaron mis padres, y el tío no lo ha querido nunca ni me ha dejado tocarlo.
Dios mío, Carme.
Quiero que esto salga bien.
No quiero rendirme, Justo.
No, no, quién ha hablado de rendirse.
¿Quién ha hablado...?
Se lo di todo, absolutamente todo.
Y no me refiero solo al dinero.
[hombre] ¿No ha vuelto a ponerse de pie desde entonces?
No, ni hablar tampoco.
No, pero se levantó.
Sí, sí, sí, se levantó.
Esto es una señal de que el Guiro está listo para salir.
La Santa tiene que venir y sacarlo.
Aquí está la mitad.
La otra mitad se la doy cuando se cure.
¿De acuerdo?
De acuerdo.
Por favor.
Carme, ¿puedes venir un momento?
Dice que compraron un transistor japonés y no les ha llegado.
Y una ducha de teléfono y un colchón Pikolin.
De todo lo que compramos por catálogo, solo nos ha llegado el molinillo.
Les he explicado que aquí solo hacemos los catálogos.
[cliente] Mira, aquí tengo el documento de venta.
En el papel pone que el papel está a nombre de Román SL.
-¿Qué cobro?
-[cliente 2] Las 3 000 pesetas que pagamos por adelantado.
-¿A quién le pagaron?
-[cliente] A Justo Gil.
El mismo que nos vendió el molinillo.
¿Justo Gil les cobró 3 000 pesetas?
[cliente] Y no solo a nosotras.
Le mostramos los catálogos a las vecinas y tampoco han recibido sus productos.
[monja] Santa María, madre de Dios.
Santa María, madre de Dios, desciende, penetra en mí para servir a estos seres que sufren para sanar a este ser doliente, deja que se haga abra paso tu luz y tu nombre en el corazón y en el cuerpo de este ser doliente.
Levanta, levanta.
Levanta, levanta.
Santa, deja que se abra paso tu luz y tu nombre en el corazón y en el cuerpo de este ser doliente.
-Levanta, levanta.
-Levanta, levanta.
[monja] Oh, Santa.
Oh, Santa, deja que se abra paso tu luz y tu nombre en el corazón y en el cuerpo de este ser doliente.
-Levanta... -Cuidado, cuidado.
No, no, no... no la toques, no la toques.
-No, cuidado... -Tranquilo, tranquilo.
-Venga conmigo, por favor... -No la toques.
Por favor, sígame, sígame.
Si usted se pone nervioso... Sí, pero... que la están cogiendo... ...pone nerviosa a su madre, al Guiro... Sí, pero yo debería, yo debería estar ahí adentro.
No, usted tiene que venir conmigo y respirar... Sí, sí, no, no, yo estoy muy calmado.
Y respire.
Es la única forma de ayudar a su madre.
-Sí, ya, pero... -Rece conmigo.
-Oremos, ¿hmm?
-Ore usted.
[monja] !¡Oh, Santa, deja que se abra paso tu luz y tu nombre!
-[hombre] !¡Levanta!
-[monja] !¡Oh, Santa!
-[hombre] !¡Levanta!
-[monja] !¡Oh, Santa!
[gritos] [golpe] [monja] ¿Qué pasa?
[hombre] Mírale pulso... !¡No, no, no...!
¿Qué pasa?
¿Qué pasa?
-Lo siento.
-¿Qué?
Es la voluntad de Dios.
¿Qué?
No, no... Madre, madre, madre... haz algo, haz algo, por favor, haz algo... Que se ha quedado.
-[monja] No puedo.
-[Justo] Haga alguna cosa, lo que sea.
Por favor, te lo pido... [llanto] !¡Por favor!
!¡Por favor...!
[llanto] !¡Por favor, se lo ruego!
[suena música triste] [mujer] Buenos días, señorita.
Vengo a reclamar, porque hice un pedido hace más de 15 días, y yo necesito esta aspiradora.
...quiero la freidora o quiero el dinero, sino voy con la policía.
Estoy esperando mi caja de pruebas, necesito saber dónde está.
Porque lo pone aquí, ¿ve?
Yo le encargué tres secadores hace ya más de 2 meses, y es que los necesito para trabajar.
-Espero su llamada.
-Sí.
Y con los catálogos ha cobrado el adelanto por mercancías que nunca entregó.
¿Hmm?
Y nos a dejado todos estos pagarés.
Aceptados por ti.
Firmados por ti, ¿lo ves?
¿Lo ves?
!¡Eh!
¿Lo ves?
Y ahora somos responsables de todo este dinero como si lo hubiéramos cobrado.
-No lo hemos cobrado.
-No... [habla en portugués] Ha saber lo que habrá vendido.
Ha saber qué más van a venir a reclamar.
Lo siento.
Todo lo arreglas con unas lagrimitas.
[suena música de suspenso] Descansa en paz.
[suena música melancólica] [timbre de puerta] -[Carme] Buenos días.
-Buenos días.
¿Justo Gil vive aquí?
¿Justo?
Esto es General Moscardó 61, primero A, ¿no?
¿Qué ha pasado?
[suena música melancólica] [golpes en puerta] [golpes en puerta] Hombre.
Íbamos a dejar una nota.
Pensábamos que no estaba.
-¿Qué hacen aquí?
-Venimos a darle el pésame.
-¿El pésame?
-Sí, bueno, y a cobrar el dinero que nos debe.
-¿Qué dinero?
-Pues, el que quedó pendiente por cobrar de la segunda parte de la ceremonia, como su madre falleció... Os di casi 20 000 pesetas.
Cuando Dios no quiere, no se puede hacer nada.
¿Sabéis qué os digo?
Iros a tomar por culo.
Eh, eh, eh.
-Hey.
-[hombre] Tranquilo, sí.
[Justo] Sí, sí, si estoy muy calmado, ¿sí?
[hombre] Respire y espérese aquí.
[Justo] Pero es que no vaís a encontrar nada... ya les he dado 20 000 pesetas.
[hombre] Sí, pero mi compañero... ¿eh?
¿Qué está haciendo?
¿Qué está haciendo?
Hey.
Ya le he dicho que a cobrar lo que es nuestro.
Sí, pero se va a cargar mi casa.
No se va a cargar nada, confíe.
[Justo] ...es que no tengo dinero.
No hay nada... [hombre 2] Tenías el dinero.
No pasa nada.
[Justo] No, no, no, ese dinero no es mío.
-Ese dinero... -Eh.
-No, no... -Quieto.
Eh.
[hombre] Mentiroso.
[quejido] [pitidos] [claxon] -Pacheco.
-Mateo.
-Buenos días, inspector.
-Buenos días.
Para el juzgado.
-De acuerdo.
-Buenos días.
Venimos a poner una denuncia.
-[inspector] ¿Una denuncia por?
-Por estafa.
¿Y de qué cantidad estamos hablando?
Lo digo porque a veces no merece la pena.
Esta sí merece la pena.
Toda la pena del mundo.
Y cueste lo que cueste.
65 000 pesetas.
Sí, claro, yo después me enteré de toda la historia de la Santa, de, de la muerte de su madre.
Pero no creo yo que eso justifique todo lo que Justo hizo después.
No.
Era un caradura y un manipulador... pero un asesino no era.
Eso que van diciendo ahora por ahí de él, no.
Yo lo conocí bien, y un asesino no era.
¿Conocen al estafador?
Se llama Justo Gil.
Trabajaba para Hermanos Bofill, pero nadie sabe dónde vive.
-Ni de dónde viene.
-Ni a dónde va. Pero ¿qué es?
¿Un fantasma?
Me encantan las historias de fantasmas.
[suena música dramática]